Hace al menos un par de años que en la estantería lucía El ensayo sobre la ceguera, del escritor José Saramago, a la espera de una lectura que no me animaba, hasta que recibí la recomendación por parte de mi profesora.
Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es el primer paso de una «ceguera blanca» que se expande de manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos tendrán que enfrentarse con lo que existe de más primitivo en la naturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.
Mi opinión
El tema de la ceguera me ha traído reminiscencias de una película de la cual sólo recordaba a la protagonista Julianne Moore y no he parado hasta encontrar A ciegas (Blindness), descubriendo que es la adaptación cinematográfica de esta novela. Después del descubrimiento, hecho que podría echarme para atrás para continuar su lectura por conocer el desenlace, ha resultado justo lo contrario, me ha motivado a proseguir con más ahínco al tener unos personajes de referencia en mente.
Ensayo sobre la ceguera comienza con calma, incluyendo circunloquios tan propios de este estilo reflexivo, que tan pesados me resultan
«El primero de la fila de en medio está parado, tendrá un problema mecánico, se le habrá soltado el cable del acelerador, o se le agarrotó la palanca de la caja de velocidades, o una avería en el sistema hidráulico, un bloqueo de frenos, un fallo en el circuito eléctrico, a no ser que, simplemente, se haya quedado sin gasolina, no sería la primera vez que esto ocurre».
y figuras retóricas
«Estar ciego no es estar muerto, pero estar muerto sí es estar ciego»
«Ciegos que ven, ciegos que viendo, no ven»
Entre los puntos a destacar cabe señalar en primer lugar, los personajes, son anodinos, podría ser cualquiera (el primer ciego, la esposa del primer ciego, el doctor, la mujer de éste, la chica de las gafas oscuras, el niño estrábico, el viejo de la venda en la cabeza). Pese a la ausencia de nombres, no se echan en falta, ni entorpecen la lectura, a diferencia de la inexistencia de separación entre los diálogos, o los signos de interrogación, a los que cuesta acostumbrarse.
En cuanto al argumento es original y atrayente. José Saramago consigue mostrarnos una situación hipotética frente a una ceguera contagiosa de origen desconocido que genera una epidemia incontrolable, conduciendo a un mundo apocalíptico, distópico, en el que salen a relucir los instintos más primitivos y, con ellos, la pérdida de la esperanza, el miedo, la desilusión y el caos.
Ensayo sobre la ceguera es una novela dura, dramática, conmovedora e inquietante que nos deja como reflexión esa responsabilidad de aquellos que permanecen con vista cuando otros la perdieron.
«No dejaba de preguntar cómo era posible que aquella desgracia le ocurriera precisamente a él. Por qué a mí»
Por otro lado, me ha resultado llamativo la repetición de dos ideas a lo largo de la novela: uno de ellos referidos a la paciencia (una de esas típicas frases propias de una ruptura: «dale tiempo al tiempo«) y el otro referente a la falta de entendimiento acerca de las mujeres («son mujeres, quien las entienda que las compre«).
Para finalizar me gustaría destacar la cita que he escogido:
«… si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos».
Novela: Ensayo sobre la ceguera
Autor: José Saramago
Categoría: Suspense / Drama / Intriga / Best-seller
Recomendación: Superada la parte inicial en la que cuesta adaptarse al estilo, resulta una trama original y atrayente que logra cautivar.
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