La última entrega de Millennium comienza con la joven Lisbeth Salander debatiéndose entre la vida y la muerte. Mientras tanto, Ronald Niedermann consigue darse a la fuga y desaparecer por arte de magia del mapa.
Aparte de estos dos personajes, en La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire (Stieg Larsson), existe una mezcla de teorías conspirativas que supera cualquier intrincada trama de espías.
Además, está aderezada con multitud de personajes. Entre todos ellos, no debería de extrañar a estas alturas la aparición de Mikael Blomkvist como un James Bond con licencia para ligar fuera de control. No hay ni una de las co-protagonistas de la trilogía que no haya caído rendida en su lecho.