Todos los años por estas fechas tengo alguna sorpresa. No me refiero a tener algún regalito de cumpleaños (siempre bienvenido), sino a otro tipo de obsequios inesperados.
Durante los últimos años, casualmente, he recibido algún sobresalto por motivos laborales. El año pasado fue mi repentino despido, lo cual según están los tiempos no es de extrañar, aunque personalmente fue un pequeño shock. Todos tenemos un mal día.