Esta semana me he decidido por un título con mensaje positivo, Momentos de buena suerte (The Good Luck of right now), del escritor Matthew Quick, considerado uno de los veinticinco autores más poderosos de Hollywood, según el Hollywood Reporter.
A punto de cumplir los cuarenta, Bartholomew Neil es un hombre especial que ha pasado toda su vida bajo la protección y el cariño de su madre. La muerte de ésta le obliga a abrirse al mundo y crearse un círculo de amistades.
Los amigos de Bartholomew son, como él, de lo más peculiar: un cura católico próximo a la familia que roza la locura, un joven de carácter imprevisible y la hermana de éste, una tímida librera. Juntos deciden emprender un viaje a Canadá en busca del padre biológico de Bartholomew. El cuarteto se verá implicado en todo tipo de rocambolescas situaciones, que Bartholomew narra con exquisito humor. Una original y divertida fábula en clave moderna cuyos excéntricos personajes buscan, y finalmente encuentran, su lugar en el mundo.
Mi opinión
Mi decisión a la hora de escoger Momentos de buena suerte fue debido en gran parte, a ese título optimista, pero también por los comentarios de escritores y críticos literarios, que tildan la obra de optimista, divertida o emocionante y la comparan con Forrest Gump (libro que leí hace mucho tiempo y del que guardo gratos recuerdos). Sin embargo, a mi parecer ninguna de estas afirmaciones se corresponden con la novela.
Momentos de buena suerte es una novela atípica, original, entretenida y ligera, con personajes fuera de lo común, incluso estrafalarios, comenzando por el protagonista Bartholomew Neil, que escribe al actor Richard Gere, al que admira al igual que lo hizo su madre muerta.
La novela está escrita en primera persona, como una sucesión de cartas del protagonista al famoso actor en el que expresa su miedo e inseguridades, pero también su inocencia en el devenir de la vida desde la muerte de su madre, y las situaciones algo rocambolescas e inverosímiles en las que se ve inmerso.
Otros personajes son: el padre McNamee, un cura enfermo y borracho, el padre Hachette, que trata de advertir al protagonista de los problemas mentales del anterior; Wendy, asesora de duelo y psicóloga en prácticas, su novio Adam (de fugaz aparición); Max, un compañero de terapia, amigo y hermano de Elizabeth, alias la Chicateria, (bibliotecaria asustadiza).
La lectura es diferente, pero no me ha generado sentimientos de ternura, esperanza ni optimismo. Es más, no he llegado a congeniar con ninguno de los personajes, ni siquiera con el protagonista, a pesar de que coincida con alguna de sus ideas:
«Simular puede ayudar en muchos sentidos»
«No hablo mucho (…) prefiero escribir cartas, en las que hay espacio para contarlo todo, a diferencia de las conversaciones reales, en las que luchas y luchas para encajar tus palabras y casi siempre pierdes»
«Aprendí así que las buenas personas a veces creen que tienen que fingir que son malas y terribles»
Como no podía ser de otro modo, (SPOILER) el personaje evoluciona y encuentra su lugar en el mundo, entre sincronicidades, alienígenas, amor y amistad.
Hay un concepto que me ha resultado muy interesante y es la máxima que el protagonista asume como cierta de su madre fallecida:
«Por cada cosa mala que pasa, pasa también una buena, y así es como se mantiene el mundo en armonía»
Para finalizar, he escogido una frase que se ha repetido en más de una obra, aunque no es la que más me ha llamado la atención. Pero sin duda, nos da a entender la importancia de nuestra actitud frente a las adversidades.
«Podemos decidir cómo reaccionamos ante lo que nos sale al paso. Siempre podemos elegir»
Novela: Momentos de buena suerte
Autor: Matthew Quick
Categoría: Narrativa
Recomendación: Lectura alternativa, entretenida y ligera, pero sin pretensiones.