El verano pasado viajé al país de las hamburguesas, los perritos calientes y los donuts. Exactamente fue en la costa oeste, California. En concreto, en la ciudad donde se encuentra el Golden Gate, y la prisión más famosa del mundo, Alcatraz. Allí descubrí una ciudad fría y gris en la que el frío invernal azota en pleno verano con tanta intensidad, que resulta ser un chollo para la industria textil que se aprovecha de la inocencia de los turistas, ansiosos del sol californiano, que acaban uniformados con una sudadera, y tapados hasta las cejas como el famoso Kenny de South Park.



