Volvemos al club de lectura con La leyenda del santo bebedor, de Joseph Roth.
Sinopsis
El clochard Andreas Kartak, originario como Roth de las provincias orientales del Imperio austrohúngaro, encuentra una noche, bajo los puentes del Sena, un enigmático desconocido que le ofrece doscientos francos. El clochard, que tiene un puntilloso sentido del honor, en principio no quiere aceptarlos, porque sabe que nunca podrá devolverlos. El desconocido le sugiere restituirlos, cuando pueda, a la santa Teresita de Lisieux de la iglesia de Sainte Marie des Batignolles. Desde este momento, la vida del clochard es un continuo acercarse y perderse en el camino hacia la iglesia, para cumplir su imposible compromiso.
Es como si el clochard deseara una sola cosa en su vida ―devolver el dinero― y, al mismo tiempo, no esperase sino ser desviado por innumerables absentas, por mujeres casualmente encontradas, por viejos amigos que reaparecen como comparsas fantasmales. Toda la desgarrada dispersión de la vida de Roth ―y en especial de los últimos años, cuando, también en París, encontraba una suprema, última lucidez en el alcohol― se trasparenta en esta imagen de un hombre ya tranquilamente ajeno a cualquier sociedad, visitado por jirones de recuerdos, que generosamente disponible a un único y aparetenemente inútil voto.
Asimismo, este texto ―como señala Carlos Barral en su feliz prólogo― es un apólogo sobre la sacralidad del vino: «De cómo el vino transforma el mundo, cambia sus leyes, todas, incluso la virtud de los antos, para hacerlo habitable y agradable a los que creen en él».
Mi opinión
La leyenda del santo bebedor es un relato breve ambientado en París. Tiene por protagonista a Andreas Kartak, un clochard harapiento que trabajó como minero en el pasado. Pero por circunstancias de la vida, ahora vive bajo un puente y tiene un serio problema con el alcohol.
Una noche le ofrecen dinero para salir del paso y, aunque en un principio su honor le impide aceptarlo, posteriormente lo hace con la condición de devolverlo a la santa Teresita de Lisieux.
Casualidades, coincidencias, azar, destino o pruebasse interponen en la decisión del protagonista de cumplir su promesa de devolver el dinero prestado y con ello, poner en duda su honor.
Escasos personajes, pero todos ellos influyen en la decisión del protagonista, que no deja indiferente al lector, que sufre con cada una de sus decisiones. Así tenemos a Caroline Schebiec una compatriota que influyó en su situación actual, Kaniak, futbolista famoso y antiguo compañero de escuela, Gabby, bailarina y vecina de pasillo en el hotel, Woitech, compañero de mina en Quebecque.
“No era bueno contemplar con sus propios ojos la depravación de uno mismo; mientras uno no se vea obligado a contemplar su propio rostro, es como si simplemente no se tenga rostro, o que éste sea el antiguo, aquel de antes de caer en la depravación”.
La leyenda del santo bebedor muestra el problema de las adicciones. Tan fácil de entrar y tan difícil de salir.
“él, que jamás había concedido importancia a la posesión de dinero, comenzó de pronto a estimar su valor”
“Sí, la naturaleza del hombre le lleva a enfadarse cuando no obtiene de forma continuada lo que parece haberle prometido un azar casual o pasajero. Así son las personas.
El fin de una lectura es que remueva sentimientos en el lector. Por ello, no puedo decir que el libro sea malo, sino todo lo contrario. Durante la lectura, he sentido coraje, cabreo y ansiedad ante tantas oportunidades desperdiciadas para hacer lo correcto. En la vida real las personas no tienen tantas oportunidades, motivo por el que la lectura me ha dejado un sabor amargo.