La primera obra de teatro que comento viene de la mano del dramaturgo Enrique Jardiel Poncela, y aunque no es actual, se ha representado hasta el mes pasado en el teatro. La novela es Cuatro corazones con freno y marcha atrás.
Estupefacto por la interminable sucesión de lamentaciones que provienen de las habitaciones contiguas, un cartero (Emiliano) aguarda en el salón a que le firmen un certificado, mientras por escena pululan multitud de personajes que producen en el espectador un desconcierto tras otro.
La sucesión de acontecimientos se desata con rapidez envolviendo a este cartero que consigue hacerse un hueco en esa familia hasta el último día de su vida, o de la de aquellos a los que acompaña.
Mi opinión
Cuatro corazones con freno y marcha atrás es una obra atemporal, ligera, original y sumamente entretenida gracias a unas situaciones inverosímiles que son objeto de reflexión del tema principal: la inmortalidad, que pasa de ser una alegría para convertirse en una condena.




