Pasé por la biblioteca y me llamó la atención un libro de Ibon Martín. Entonces recordé haber visto algún otro de sus libros que no llegué a leer y me dije: El ladrón de rostros me lo llevo a casa. Como así fue.
Sinopsis
En Sandaili, una humilde ermita excavada en la roca, ha aparecido el cuerpo mutilado de una mujer asesinada mientras practicaba un antiguo rito de fertilidad. Su torseo ha sido abierto y vaciado y las manos colocadas a ambos lados de su abdomen en actitud de entrega. La escena reproduce, con macabra exactitud, las figuras de los apóstoles que Oteiza esculpió en la fachada de la basílica de Arantzazu. Las pruebas señalan que alguien realizó una copia de su rostro en el momento de su muerte.
Un peligroso asesino ritual ha nacido al abrigo de las verdes montañas que guardan desde tiempos inmemoriales los mitos y las leyendas de los vascos. Un enclave aislado, moldeado por el agua que ha dejado sus cicatrices en forma de desfiladeros majestuosos y profundas cuevas. Ane Cestero y la Unidad de Homicidios de Impacto emprenderán un viaje a las entrañas de la tierra donde se oculta lo más oscuro del alma humana.
Mi opinión
Cada vez soy menos amante de la novela negra, pues siempre me ha gustado el misterio y los detalles escabrosos me parecen del todo innecesarios para saber lo esencial: el porqué. Por eso últimamente tiendo a esquivar este género, pero con El ladrón de rostros no pude resistirme. Tampoco me di cuenta de que este libro pertenece a la saga de la inspectora Ane Cestero, cuyos libros no he leído.
Para ser sincera, el hallazgo me ha encantado. Ibon Martín sabe narrar de manera que mantiene la intriga, dando unas pinceladas de la vida cotidiana de los inspectores de policía para mostrar su personalidad y gustos, lo que lo hace más real. Me ha recordado al estilo de Eva García Sáez de Urturi, quizá un poco por la ambientación de la zona.
He leído algún comentario acerca de la excesiva descripción y ese pensamiento me preocupa, ya que poco a poco, con el auge de las nuevas tecnologías, tendemos a quererlo todo rápido, esquemático a ser posible, como si fuéramos a perder el tiempo por leer en detalle. Algo que, por cierto, me pasa con los clásicos. Mea culpa. Todos nos vemos sumergidos en esta desafortunada tendencia.
Pero centrémonos. El ladrón de rostros está ambientado en Oñati (Donosti) en mayo de 2021, saliendo de la pandemia con los temores e incertidumbre propia del momento (confinamientos, mascarillas, distancias de seguridad…)
«…harta de todos esos policías de balcón»
Por no hablar de las consecuencias.
«Si es que la pandemia le está dejando la cabeza para allá a más de uno»
Los capítulos son cortos, por lo que la lectura es rápida. Además, alterna la primera persona en la figura del asesino y la tercera persona para contarnos la evolución del caso por parte de los inspectores de policía.
«Ojalá el mundo no viera a las mujeres como un medio para hacer daño a otros hombres»
«Con los años he comprendido que los perdedores necesitan unirse para ser capaces de digerir su frustración
«había aprendido que la grandeza de los ganadores pasa por no restregar sus victorias»
En un par de ocasiones me ha parecido que buscaba crear duda sobre la figura del asesino, dejando caer las sospechas sobre varios personajes, como si en un principio hubiera sido demasiado evidente y hubiera tratado de subsanarlo de algún modo. Al igual que alguna escena de sexo, tan forzada que parece sacada de un requisito de la editorial.
A pesar de ello, ya sabéis lo tiquismiquis que soy a veces, es una novela negra bastante interesante. Con algunas citas muy importantes en estos tiempos que corren en los que no se valora lo suficiente la libertad y aumentan las mofas hacia el que piensa diferente, lo que nos pasará factura.
«Porque en esta vida no hay nada más importante que la libertad»
«Antiguamente se respetaba a los eremitas que decidían aislarse del mundo. Hoy se nos ve como unos tipos peligrosos, porque esta sociedad enferma teme a la soledad y teme a quien la busca»
«(móviles) No somos conscientes del peligro que tienen. Peligro y poder«
«Hay mucha tontería en el mundo. A ti te pagarán una miseria si quieres vender la leche de tu rebaño, pero hay quien se gastaría millones en un cuadro con cuatro rayas que podría hacerles mi hijo pequeño»
Hay una cita que me ha crispado un poco al hablar de la religión porque estoy un poco cansada de que, de un tiempo a esta parte, parece que los cristianos tenemos que pedir perdón.
«Ahí asoma la moral judeocristiana. ¡Qué manía! ¿Qué tenéis contra las relaciones abiertas? Os da miedo que el amor fluya con naturalidad.
Todos sabemos que no sólo es la única religión monógama, sino que además, el resto son súper liberales.
«(envidia)…en el mundo de los humanos son a menudo los mediocres quienes se alían para desterrar a quien saben su líder»
«Todavía hay una manera de ser libre en este país: pisa el polvo del camino, las losas de las calzadas medievales, la hierba de los prados. En ese mundo al que todos dan la espalda es donde reside la verdadera libertad»
Por último, en relación con el tema anterior, me gustaría recalcar una cita que he encontrado acerca de la decadencia de la sociedad actual.
«La sociedad es cada vez más individualista y egoísta, y eso no va a salirnos gratis»
Novela: El ladrón de rostros
Autor: Ibón Martín
Categoría: Novela negra
Recomendación: Aunque es una novela conclusiva, no seáis como yo. Comenzad por la primera de la saga.



