Archivo de la categoría: Diario de a bordo

El despertador no es gratis

Entre los beneficios de tener un animal de compañía está la función de despertador. Sí, pero no es gratis y ahora os explicaré por qué.

Todas las mañanas realizo la misma rutina nada más levantarme: acudo al dormitorio de mi hijo con intención de despertarlo, pero no hay manera de lograr mi objetivo a la primera, así que levanto la persiana y le destapo. Mientras le dejo que se vaya desperezando me voy a la ducha. Sin embargo, cuando salgo y abro la puerta lo suficiente compruebo que él aún permanece en la cama en brazos de Morfeo.

-¡Luisete! -grito a través de la puerta entreabierta-. ¡Arriba!, que no llegamos.

No hay respuesta. Entonces, ha llegado el plan B. Es el turno del perro.

-Peluche -le llamo, buscándole con la mirada-, ¿dónde estás?

El se desliza por debajo de la cama y, como si fuera un ritual, estira lentamente las patitas delanteras y después las traseras para observarme con aire soñoliento.

-Ve a despertar a Luisete -le ordeno.

Él se sienta sobre sus patas traseras y gira la cabeza en dirección al cuarto del niño en cuanto oye su nombre, si bien no aparenta tener ninguna intención de moverse del sitio.

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Harta de la burocracia

Estoy entre indignada y sorprendida por la notificación que recibí ayer. Ni más ni menos que una multa de tráfico proveniente del Ayuntamiento de Valencia, que ha sido interpuesta por un agente de tráfico a la moto que tengo aparcada en el garaje. Moto que no se ha movido en los últimos seis meses.

Y quizá pensaréis: ¿cómo puedes estar tan segura?

Pues, simple y llanamente, porque no tiene ni pizca de batería desde ese tiempo. ¿Acaso alguien la ha ido empujando hasta Valencia?

Me parece surrealista. Daría mucho la nota y aparecería no sólo en las cámaras de la DGT, sino también en el telediario para mostrar cómo un lumbreras atraviesa media España por carreteras nacionales empujando una motocicleta.

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¡¿Qué le han hecho a mi coche?!

Ayer tarde vinieron mis padres a ver a Luisete. Salimos juntos del polideportivo y, mientras ellos se fueron a por su coche que lo tenían aparcado lejos, me encaminé hacia el mío para dejar la mochila en el asiento trasero. Entretanto daba paseos, arriba y abajo por la acera, ensimismada con la vista fija en el suelo, pensando en mis cosas, cuando oí un claxon. Reconocí el coche de mi madre que se puso en doble fila. Salí hacia la calzada entre los vehículos aparcados en línea cuando, de repente, pasé por delante del coche y vi que una parte del retrovisor se le había saltado la pintura, dejando entrever un par de líneas azules.

– ¿Cuándo lo habré hecho? -me pregunté y seguí avanzando cuando me fijé que la parte trasera del parachoques estaba completamente fuera-.
– Pero, qué… -me quedé petrificada. No daba crédito-. Sigue leyendo

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Pasos de cebra atípicos

Es posible que tengamos superávit, aunque en estos tiempos que corren lo dudo. Soy más partidaria de la opinión de que el concejal de urbanismo tiene mucho tiempo libre que dedica a pensar cómo gastarlo (su tiempo y el dinero de todos). Eso explicaría el por qué durante los últimos doce meses se han cambiado el sentido de al menos ocho calles, se han pintado pasos de cebra de colores. Hecho insólito donde los haya. Y la mitad del asfalto del pueblo se haya levantado. Incluyendo la proliferación de badenes en tan reducido espacio.

Cruce (2)El otro día descubrí otro cambio cuando iba a cruzar la calle. Me quedé como un mimo, quieta con un pie en alto, dilucidando cuál sería el camino idóneo, porque de la noche a la mañana había aparecido otro paso de peatones en sentido oblicuo.

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Urbanita

Mi sobrino ha pasado unos días de vacaciones en casa. Nuestra cercanía con la gran ciudad pasa desapercibida a diario, pero ha sido el pequeño el que me ha recordado que al fin y al cabo, vivimos en un pueblo. Pueblo grande que poco se asemeja a aquel en el que yo veraneaba de pequeña. Aquella pequeña aldea en la que estaba habituada a ver todo tipo de animales: mariposas, mariquitas, lagartijas, ovejas, cabras, abejas, perros y gatos. Jugaba con renacuajos, alimentaba a las gallinas que tenía por entonces mi abuela y que las mantenía más firmes a un pequeño grupo de legionarios. Pero también echaba de comer a los cerdos (con mucho miedo) y hasta trataba de ordeñar a la vaca. Nunca lo conseguí.

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El Dinosaurio de Natura

El otro día mi cuñada entregó el dinosaurio de la tienda Natura a mi hijo. Para los que no lo sepáis, es un huevo de tamaño normal, vamos que si te descuidas lo echas a la sartén sin darte cuenta o lo pones a hervir. La diferencia es que al ponerlo en agua no flota, a pesar de no ser apto para el consumo, sino que a los dos días comienza a crecer el dinosaurio que hay en su interior hasta romper por completo la cáscara que lo envuelve y aparece el bebé dinosaurio como un pollito al salir del cascarón.

20160217_185435En el momento en que se lo entregó a mi hijo Luisete, mi cuñada le dijo cómo proceder para que «naciese» y después añadió:

– De aquí saldrá un dinosaurio que crecerá y será tu amigo.

Palabras erróneasTenía que haber dicho que saldría un muñeco, nada más.

Ya sabéis que los niños se quedan con cada palabra y además, mi hijo es de los que analizan hasta el más mínimo detalle. Por lo que nada más llegar a casa me urgió para que lo metiese en agua mientras él se ponía de puntillas agarrado a la mesa para conseguir que sus ojillos llegasen a la altura del vaso y, así se quedó un rato con su mirada pegada al vaso con el fin de no perderse ningún movimiento.

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Christmas time

Las Navidades se nos escapan de las manos, se deslizan entre los dedos para alegría de unos y desgracia de otros. Atrás queda la esperanza perdida por no haber recibido nada en el décimo de Navidad, tras la inicial ilusión, escuchando a los niños de San Ildefonso, repartiendo premios y alegría en forma de números premiados del Gordo de Navidad.

Decimos adiós a ese tiempo que hemos estado anhelando que llegase, algunos sólo con el deseo de disfrutar de un descanso en el trabajo, seamos francos. Quizá por un viaje planeado con la familia o los amigos, o simplemente para cambiar de aires y celebrar estos días con los más queridos. Pero en cambio, acabamos descubriendo con horror que la realidad no es siempre como uno se la imagina (ni de lejos).

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Resolución de conflictos ¿pacífico o violento? ¿gruñón o pasota?

Los adultos influenciamos en los más pequeños de múltiples formas, en la gran mayoría sin darnos cuenta siquiera de ello. Nuestra personalidad, nuestra forma de ser y de comunicarnos con los demás la hemos aprendido desde la edad más temprana, unas veces imitando comportamientos y otras a base de nuestras propias experiencias con el paso de los años. De esta forma hemos ido desarrollando nuestra forma de ver la vida y de actuar ante las adversidades.

Los niños, al igual que nosotros en su día, han de aprender por sí solos, cometiendo sus propios errores, evitando copiar los errores de los demás, que a tan temprana edad son difíciles de apreciar, con mayor motivo si el modelo a seguir somos sus padres, que como seres humanos que somos, cometemos errores. En ocasiones los progenitores, tratando de enseñar, mediamos en los conflictos de los más pequeños, resultando ser una mala influencia y un error.

Pero nunca es tarde para seguir aprendiendo, máxime si las lecciones nos las dan los más pequeños. A continuación os dejo la anécdota que tuvo lugar hace dos días y en la que mi hijo Luisete hizo una demostración de la resolución de conflictos de la manera más sencilla y pacífica imaginable.

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Inconvenientes para dar de baja un servicio

¿Habéis tratado de daros de baja de un servicio? A primera vista parece sencillo, pero a medida que te sumerges en el intento parece más fácil diseñar un transbordador espacial. Y es que resulta irónico la de facilidades que ofrecen las compañías para dar de alta cualquier tipo de servicio con ellas. Pero cuando ocurre a la inversa, todo son impedimentos.

La última de estas anécdotas se refiere a la compañía de telecomunicaciones más potente de España, Movistar, que recientemente ha comprado la plataforma de Canal +. Con el propósito de aumentar sus clientes ha lanzado una promoción por 9,90 € por contratar con éste último el paquete televisivo. Hasta aquí todo correcto.

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Visión bajo un prisma diferente

Hombres y mujeres tenemos una visión del mundo diferente, incluso ante unos mismos hechos parece comos si los visionáramos bajo un prisma diferente. Resulta curioso cómo la diferencia entre la mentalidad entre hombres y mujeres se puede hacer patente a través de las interpretaciones que realizamos al ver juntos una película.

No suelo hacer comentarios mientras veo una película, pero no voy a negar que existen determinados momentos en que vemos una película y determinadas escenas son tan irreales que resultan irrisorias. En otras encuentras llamativo algún elemento y no dejas pasar la oportunidad de opinar sobre el mismo. Me ha sucedido mientras veía con Pepe la última película de Tom Cruise, «Misión Imposible 5: Nación Secreta».

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