Los padres se vuelven locos por tener nietos, aunque no lo reconozcan. Tanto es así, que si no tienes hijos pero tienes perro, tenlo claro: pasas a un segundo plano.
No sé si lo habréis experimentado, pero en mi caso (y tengo conocimiento de que no soy la única), antes de tener a Luisete, llamaban por teléfono para preguntar por el perro. Es el caso de mi madre, que habitualmente me llamaba y lo primero que preguntaba era:
– ¿Cómo está el Peluche?
Le llamo Peluche, porque recién lavado tiene un indudable parecido a un esponjoso osito de peluche. El caso es que ofende que pregunte por el perro antes que por mi, así que le contestaba de mala gana.
– Yo bien, gracias.
Entonces, para mi sorpresa, respondía:
– Pásamelo al teléfono, que quiero decirle algo.