Hace unos meses me regalaron El juego de los crímenes perfectos, de la escritora Reyes Calderón, desconocida para mí hasta la fecha. He demorado la lectura, pero finalmente lo he decidido acabar, no sin ciertas reticencias.
Sinopsis
El Palacio de Hielo de Madrid, habilitado como morgue provisional durante la pandemia, no puede cerrar sus puertas y regresar a su actividad porque el ataúd no reclamado de una anciana lo impide. El inspector Salado y su ayudante Jaso acompañan al supersticioso juez Calvo a la inspección preliminar, que les depara una sorpresa: en su interior hay un varón con traje a medida y un Rolex de oro en la muñeca. Lo que parece una confusión de clasificación les introduce poco a poco en un macabro juego: una cadena de muertos, a cada cual más peculiar, que tienen en común la firma, en el certificado de defunción, de la doctora Paloma Padierna, joven internista en el Gregorio Marañón.
La doctora Padierna, ajena al asunto y agotada tras los duros meses de trabajo en el hospital, solo piensa en sus vacaciones. Pero el asesino de los crímenes perfectos tiene otros planes para ella.
Mi opinión
Como decía anteriormente, he demorado la lectura en un par de ocasiones, algo reticente por el tema del Covid, las mascarillas y demás medidas y comentarios que se suceden en el libro y que me han hecho replantearme su lectura. Pero como no soy persona de dejar cosas a medias, me he decidido a finalizarla.
La trama es interesante y comienza mostrando el caos surgido a través del virus, con las medidas precipitadas que se llevaron a cabo, en los que se incluían protocolos de más que dudosa ética que, por desgracia, fueron reales, y pusieron de manifiesto las deficiencias del sistema, pero también, un nicho de mercado. Este punto de ficción me parece más verosímil que el del pangolín, pues bien se sabe que, a río revuelto, ganancia de pescadores.
«¿Cómo pueden las cosas cambiar tanto en tan poco tiempo?»
Tras esa idea nos encontramos muertos que no se corresponden con los datos que constan en el informe de la autopsia, con ropas que no le pertenecen y que, además, cada uno de ellos se asocia a un color distinto. Entonces, el lío está hecho.
Los personajes son variopintos, pero bien perfilados. Los principales son: el supersticioso juez Juan Calvo, el veterano policía judicial Gustavo Salado (alias Rana), su fornido compañero Javier Jaso, la doctora Paloma Padierna que trabaja en el Gregorio Marañón, su pretendiente y antiguo amigo de la infancia, Bosco.
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