Esta semana me adentro un poquito en la historia con La incógnita Newton (The Three-Body Problem. A Cambridge Mystery), la primera novela de Catherine Shaw (pseudónimo de la matemática Leila Schneps), basada en el certamen matemático organizado por Gosta Mittag-Leffer 1846-1927 bajo los auspicios del rey Óscar II de Suecia.

Argumento
Cambridge, año 1888. Vanessa Duncan es una joven maestra de una escuela de niñas que ha empezado a trabajar recientemente en la ciudad universitaria. Gracias a las familias para las que trabaja, tiene la oportunidad de relacionarse con las más privilegiadas mentes matemáticas de la prestigiosa universidad. El momento no podría ser más emocionante: todos se hallan inmersos en la investigación del problema de los tres cuerpos, el enigma matemático que planteó Isaac Newton. El rey Óscar de Suecia ha decidido que, para su 60 aniversario, concederá un sustancial premio a aquel matemático que consiga resolver el problema.
Sin embargo, todo da un giro inesperado cuando el profesor adjunto de matemáticas, Ackers, es asesinado y el matemático Weatherburn, amigo íntimo de la protagonista, es acusado del crimen. Ésta, en un intento de ayudarle, se verá inmersa en una inesperada aventura para hallar al culpable y evitarle la horca.
Mi opinión
La incógnita Newton nos transporta a la Inglaterra victoriana, a Cambridge en el año 1888, con una ambientación cuidada, oscura e incluso tétrica en ocasiones.
La protagonista es Vanessa Duncan, una profesora de una escuela de niñas, hijas de las familias más adineradas. Una persona humilde (“Pensar que me atrevo a enseñar cualquier cosa cuando sé tan poco”) que trata de inculcar el amor por las matemáticas en dos de sus alumnas más prometedoras (Rose y Emily), con el fin de cambiar la vida encorsetada de la mujer de la época, un papel meramente decorativo en el que no se permitía obtener una titulación, aunque pudieran asistir a clases.
Dejando a un lado la ambientación, me ha parecido interesante la trama, basada en el concurso histórico, del que no tenía previo conocimiento y el problema que intentaba resolver el misterio de los n cuerpos, investigado por Newton (Philosophiæ Naturalis Principia Mathematica (1687)). Una fórmula que adquiría relevancia trasladada a la mecánica de los cuerpos celestes, pues contribuía a determinar las órbitas del sistema solar y la mutua relación de magnetismos y fuerzas entre los eclipses del sol, la luna y la tierra.
En un principio, al proponer el problema, temí abandonar su lectura antes de tiempo. No soy una enamorada de las matemáticas y el lenguaje me resultó denso y confuso («… fórmulas que me pareció que guardaran relación con las ecuaciones diferenciales parciales contenidas en el problema de los n cuerpos«). Por suerte, fue un hecho aislado y, poco a poco, se fue centrando en las extrañas muertes de los ilustres matemáticos (Geoffrey Ackers, Philip Beddoes y Jeremy Crawford) que estaban estudiando la incógnita Newton. Las dudas sobre los culpables no se hacen esperar:
“Los sentimientos son muy poderosos y no siempre justos”
El ego, la arrogancia y las ínsulas de los matemáticos y su necesidad de reconocimiento, provocan que aumenten los roces entre ellos.
“Un hombre muy presuntuoso, para tratarse de alguien que nunca ha demostrado un teorema que valga algo, ¿no? Yo, en su lugar, no tendría tantos humos”
“Antes de criticar los métodos pedagógicos de hombres más preparados que usted, mejor sería que dominara los conocimientos matemáticos que trata de comunicar”
“Un artículo en profundidad puede valer más que un montón de pequeñas contribuciones”
Los personajes históricos que se citan en la trama son numerosos (Isaac Newton, Oscar Wilde, Lewis Carroll, Henri Poincaré, Sofía Kovalevskaya, Jean Cloud Bouquet…) y la inclusión de todos ellos, junto con la descripción de la época me parece un acierto. El libro es entretenido y, salvo ese momento en el que explica el problema de los n cuerpos, la lectura es fluida.
Sin embargo, como novela de misterio no funciona del todo bien, no genera la suficiente intriga. Podría ser por el formato epistolar y la falta de tensión por la narración a través de las cartas que envía la protagonista a su hermana gemela. Pero, sinceramente, creo que se debe en gran medida a la falta de descripción de los matemáticos involucrados lo que me ha costado identificar a cuál de ellos se refería.
Finalmente, de entre todas las citas, he escogido la que menciona la verdad ante todo:
“Deseo de veras que descubras que saber lo que ocurre, por triste que sea, es mejor que no saberlo…”
Novela: La incógnita Newton
Autora: Catherine Shaw (seudónimo de la matemática Leila Schneps)
Categoría: Ficción Histórica / Narrativa
Recomendación: La trama es interesante, máxime cuando está basada en un concurso histórico plagado de menciones a personajes de la época y, aunque la intriga no está del todo conseguida, resulta una lectura entretenida.