Una vez más, atraída por los libros me he decantado por la lectura de El Taller de los Libros Prohibidos, del escritor español, ingeniero industrial y profesor afincado en Alemania, Eduardo Roca.
La novela está ambientada en la ciudad de Colonia en el siglo XV. El saber está en manos de los nobles y la Iglesia. Pero el cambio está cerca de la mano de un pequeño grupo de sabios y eruditos que contactarán y ayudarán, en la medida de lo posible, al protagonista (Lorenz), un humilde orfebre al que la vida no le ha tratado muy bien, pero que subsiste junto con su hija las penurias de la época, trabajando en el taller de su suegro.
El protagonista es un hombre sencillo, tranquilo, minucioso, detallista, honrado y con gran tesón. Cualidades que hacen de él la persona idónea para idear un método con el que evitar que el conocimiento y la adquisición de libros esté en manos de unos pocos, a pesar de los riesgos que con ello conlleve.
Los personajes están muy bien definidos de la sociedad de aquella época en la que se describen todas las clases sociales, el alcalde (Heller Overstolz), el arzobispo (Dieter von Morse), el maestro copista con el mayor obrador laico de escribas (Nikolas Fischer) y una de sus concubinas (Ilse Holz). El protagonista de esta historia es un orfebre viudo (Lorenz Block) y su hija Erika, aunque también se describen otros personajes secundarios con sus respectivas profesiones: el librero (Johann Buchmann), mercader (Yago Kautmann), el humilde párroco (Martin Wahrheit), el profesor de universidad (Stan Wigand).
El Taller de los Libros Prohibidos está plagado de intriga, conspiraciones, secretos, ambición, abuso de poder e injusticias, amor, pasión y amistad. Pero sobre todo, se centra en la elaboración de libros de manera artesanal por copistas e ilustradores, cuyo trabajo se realizaba en muchas ocasiones en la clandestinidad debido a que el contenido estaba catalogado como libros prohibidos, no autorizados por la máxima autoridad de la época en que todo estaba bajo la supervisión de la Iglesia.
«Teme al hombre de un solo libro» (Santo Tomás de Aquino)
La ambientación histórica coincide con el país germano, donde se asocia que se creó la imprenta, con el fin de elaborar libros a gran escala.
En cierto modo, el libro me ha recordado otras novelas como La Biblioteca de los Muertos y Prométeme que serás libre, aunque el contenido difiera de ambas.
Personalmente la novela en sí me ha gustado, si bien al finalizar me parece como si fuera un jersey al que se le escaparan flecos y que el autor a pesar de haber ido tejiendo con lentitud una trama en la que ha ido elaborando unas puntadas alrededor de los protagonistas y desarrollando personajes secundarios (como Helmuth Gebel, segundo del obrador) con gran acierto, ha descartado por completo cuando lo ha considerado necesario, como si fueran meras menciones, que me han dejado con ganas de conocer más y, el autor sin embargo, ha dejado de lado al no aportar al resultado final de la obra.
Para concluir, como es habitual os dejo algunas de las frases que más me han gustado:
«No había mejor manera de superar los problemas que enfrentándose a ellos»
«Todos buscamos la felicidad. Aunque para cada uno, la felicidad sea algo muy distinto».
«El curso de algunas vidas se decidía en hechos puntuales, inesperados».
«Para variar, los más afectados son siempre los más débiles de entre los débiles, los ancianos y los niños».
«En este mundo convulso hacen falta personas (…) honradas y honestas»
«No pierdas el tiempo con algo que nada te aporta»
Novela: El taller de los libros prohibidos
Autor: Eduardo Roca
Categoría: Best-seller/ Novela Histórica
Recomendación: Para disfrutar de la novela de ficción histórica.