No voy a negar que de vez en cuando me decanto por un libro corto, tan solo por la escasez de tiempo. Si bien, es cierto que uno nunca puede aventurar cómo irá la lectura ya que, es bien sabido que, una novela larga se puede hacer muy corta y un simple relato se puede hacer muy largo. De este modo podría definir lo que me ha resultado la lectura de Ese extraño cansancio del periodista, columnista de opinión y escritor de origen argentino Eduardo Keudell Villacampa.
El argumento comienza con un viaje en un avión. El protagonista viaja con el viejo profesor Povorosnic, al que cede su pastelito de merengue, el cual casualmente estaba en mal estado, motivo por el que sufre una intoxicación. Los dos viajeros aterrizan en Madrid y enlazan vuelo con la ciudad condal, donde realizan una parada, para finalizar el viaje en Francia, donde uno de los dos finalizará su viaje. A partir de ahí el protagonista inicia una nueva peripecia en las islas Lechiguanas, refugio subtropical rodeado por las aguas de un río que baja del Amazonas.
Personalmente no sé cómo tildar el libro, a mitad de camino entre una novela corta y un relato. De hecho, la lectura no me ha dejado ningún poso, lo cual ya de por sí no es bueno, ni del todo malo. Lo cierto es que tengo una sensación extraña. Mi cabeza está como abotargada.
A lo largo de cien páginas Eduardo Keudell narra la historia de un
protagonista, Marcos, al que no describe hasta que el lector alcanza aproximadamente la mitad del libro.
El autor juega con los escenarios, a mi parecer bastantes para el reducido texto, y a la vez realiza saltos en el tiempo, dejándome completamente desorientada.
ESE extraño CANSANCIO no me ha incentivado para leer alguna otra de las obras de Eduardo Keudall en un futuro cercano. Pero me quedo con un par de citas que he extraído de la novela:
«En la vida sólo hay una oportunidad y usted ya no puede redimirse»
«Es así de simple. Las cosas pasan. No le des más vueltas y olvídate«.
Novela corta: ESE extraño CANSANCIO
Autor: Eduardo Keudell
Categoría: Narrativa
Recomendación: Para mentes inquietas.
Morgana Huxley 