Esto es Brasil

Estoy recién llegada de mi viaje a Brasil. La verdad es que partí con temor ante la inseguridad reinante en aquel país.

Me alojé en un hotel de la ciudad de São Paulo, y ahora sé que no en la mejor zona, aunque me encontrase al lado de uno de los restaurantes más de moda de la ciudad: El Bar Brahma, en el que se puede disfrutar de la música samba en vivo.

A pesar de su céntrica situación, en la calle Ipiranga, las trifulcas estaban a la orden del día. En el mismo día en que llegamos, por la tarde, según caminábamos por la calle una mujer se puso a gritar porque a su pareja le acababan de soltar una «galleta». Pero la discusión se zanjó rápido. La policía enseguida apareció vistiendo sus chalecos antibalas.

En ese mismo día por la noche, a las puertas del hotel se volvió a montar una buena tarambana. Esta vez a las puertas del McDonald´s. Lo que parecía una discusión sin importancia entre un par de muchachos se convirtió en algo más preocupante, ya que las nuevas tecnologías promovieron que se juntaran una veintena de chavales que salieron por todas partes, como los donettes, a socorrer a los amigos. Aquello parecía una guerra de pandas.

Supongo que los brasileños están acostumbrados a la violencia y a las reyertas, ya que, en el noticiero relataban persecuciones y disparos a plena luz del día. Nosotros tratamos de no amedrentarnos y conocer un poco más de São Paulo, la mayor ciudad financiera de todo América Latina y, al día siguiente, nos animamos a ir de compras a la transitada calle 25 de marzo. Evitando calles poco transitadas llegamos al viaducto, estábamos atravesándolo cuando a nuestras espaldas se oyeron los gritos de un hombre. Al darnos la vuelta vimos a un chico joven tratando de lanzarse por la barandilla, mientras un par de agentes de policía tiraban de él hacia la calzada. La actuación fue rápida y en menos de unos minutos el presunto suicida se encontraba dentro del coche patrulla.

El resto de la mañana transcurrió con normalidad, caminando por estrechas y bulliciosas callejuelas, que me recordaban a las transitadas calles de un domingo en el Rastro de Madrid. Un auténtico mercado en ebullición, en el que los chinos también se están haciendo un hueco.

Un par de horas más tarde, ya de vuelta hacia el hotel, un chaval con pinta de pandillero de barrio, sus deportivas, su pantalones bajos (cagaos), su camiseta de baloncesto de dos tallas más grandes, y su gorra calada de medio lado, al estilo el Príncipe de Bel Air, iba delante nuestro a escasos metros, haciendo alardes de fuerza cual macho alfa, golpeando papeleras y cabinas telefónicas. Supongo que tratando de demostrar a todo el mundo lo chungo que era.

Como veréis, mi visita fugaz a São Paulo no me ha impactado favorablemente, alegrándome al volver a casa. Pero, como no quiero transmitiros ese sinsabor que me dejó a mí, os dejo una mítica imagen de la película Fast & Furious 5, en cuya escena Toretto (Vin Diesel) le dice a Dwayne «The Rock»:

«Esto es Brasil«

Para los que no sepáis muy bien a qué escena me refiero, o queráis visionarla una vez más, os dejo el fragmento de la película, extraído de Youtube, donde aparece: «Esto es Brasil«.

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