En esta semana me gustaría reseñar a todo un clásico policiaco. Estudio en Escarlata. El nombre de la novela que el propio autor, Arthur Conan Doyle, describe en su obra como un nombre artístico escogido para tratar definir el hilo rojo del asesinato enzarzado en la madeja incolora de la vida.
La novela se divide en dos partes perfectamente diferenciadas. En una primera el detective más popular del mundo, Sherlock Holmes, consigue esclarecer los asesinatos de Enoch Drebber y su secretario, Joseph Stangerson. Ambos han aparecido muertos en dos escenarios distintos. El primero en Los Jardines de Brixton, y el último en el hotel Halliday´s Private de Londres.
En la segunda mitad del libro, la historia nos transporta a Salt Lake City (Cleveland), cuarenta años atrás donde todo comienza, cuando John Ferrier y su hija adoptiva Lucy, se toparán con Los Santos de los Últimos Días, un grupo de emigrantes mormones que serán sus salvadores, pero con el tiempo se convertirán en sus opresores.
El célebre detective Sherlock Holmes, a pesar de no disponer pistas aparentemente, nos descubre no sólo al asesino, sino también el motivo de los misteriosos asesinatos, información que el lector no consigue descifrar hasta llegar al final del libro.
Entre todas las frases de Estudio en Escarlata, hay una en especial que me ha hecho recordar experiencias vividas a nivel laboral, aunque son bien conocidas las referencias en el ámbito político. La cita puede parecer un pequeño galimatías, pero esconde una gran verdad:
«No tiene importancia alguna lo que usted haga en este mundo (…) La cuestión es lo que puede usted hacer creer a los demás que usted ha realizado«.
Novela: Estudio en Escarlata
Autor: Arthur Conan Doyle
Categoría: Best-seller/Detectivesca
Recomendación: Novela dirigida a todos los amantes de tramas detectivescas. Si sois capaces de llegar a la misma conclusión que Sherlock Holmes a la mitad de la novela, no desperdiciéis vuestro tiempo, ni vuestro cerebro. Sois unos auténticos genios.
Morgana Huxley 