Paseando entre los estantes de la biblioteca no reconocí, en un primer momento, el nombre de Ildefonso Falcones. Pero en cuanto asocié La Mano de Fátima a la La Catedral del Mar, novela situada en el mismo estante a su izquierda, la elección estaba tomada. De otro modo no hubiera sido ni más rápida ni más sencilla.
En esta ocasión Ilfefonso Falcones nos traslada por tierras de Córdoba, Granada y Valencia, en un incansable viaje en el que nos adentra en el siglo XVI, época en la que narra la expulsión de los moriscos de España.
El protagonista de esta historia es Hernando Ruiz de Juviles, un joven de trece años de edad, apodado el nazareno por ser fruto de la violación de un sacerdote cristiano a una adolescente morisca, Aisha, el cual vive atrapado entre las dos religiones que le son inculcadas por igual, la cristiana de forma legal (el párroco), y la musulmana en secreto (Hamid).
«El Rey y La Inquisición luchaban por mantener pura e incólume la fe católica, libre de cualquier influencia».
En el levantamiento acaecido en Las Alpujarras, Hernando se verá arrastrado por la crueldad de la guerra, en la que perderá a sus hermanastras y conocerá a la joven madre de un bebé, Fátima. Entonces comprenderá que el amor va ligado a los celos, el odio y la venganza. En el horror de la guerra se ganará la simpatía y el odio de moros y cristinianos por igual. Ante todo, tratará de que ambas culturas puedan convivir en paz, buscando un nexo de unión entre ambas. Pero, no le resultará tarea fácil, ya que será tachado de traidor por ambos bandos.
«¿Existe algún camino para que unos y otros puedan convivir en paz? Lograr la convivencia pacífica de ambas culturas».
Otra de las figuras clave es su padrastro, Brahim, el arriero, de carácter autoritario, despiadado, vengativo y cruel, no dudará en amenazar a su hijastro con maltratar a su madre (Aisha) o a su novia (Fátima) con el fin de manipularle a su antojo.
Superado el primer escollo del uso de palabras como alfaquí (ulema o sabio de la ley islámica), monfíes (moriscos refugiados en el Reino de Granada), tudescos (alemanes), alfange (cimitarra), he descubierto una historia perfectamente hilada. Desgarradora en muchas ocasiones, y en cuyos inicios se narran con todo lujo de detalles barbaridades realizadas en nombre de las creencias religiosas de moros y cristianos y en las que los máximes perjudicados, como siempre, son los niños. Ejemplos claros son los personajes de Gonzalico y Miguel.
Entre las casi mil páginas que componen este libro, me gustaría destacar una frase en especial que es válida para todo tipo de situaciones dolorosas:
«La fuerza no reside en nuestro cuerpo, sino en nuestro espíritu».
Novela: La Mano de Fátima
Autor: Ildefonso Falcones de Sierra
Categoría: Best-seller/ Histórica
Recomendación: No dejar de leer la Nota del Autor, al final del libro, en la cual explica los fundamentos históricos en los que se basa la novela, indicando cuáles de los hechos narrados son reales y cuáles son ficticios.
Post Scriptum: La Mano de Fátima (al-hamsa) es un amuleto en forma de mano abierta con los cinco dedos extendidos y juntos, que, según unas teorías, representan los cinco pilares de la fe: la declaración de fe (shahada); la oración cinco veces al día (salat); la limonsna legal (zakat); el ayuno (Ramadán) y la peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida (hach).