Hace unos quince años que nos recomendaron en el colegio leer el periódico. Ya por entonces, podía considerarme alumna aventajada en ese sentido, pues mi afán por la lectura requería la búsqueda de palabras escritas encadenadas que contasen una historia real. En ese afán de encontrar crónicas curiosas, más allá de mi pequeño mundo, le echaba una rápida ojeada a la prensa escrita que llegaba hasta mis manos. Aunque he de reconocer que comencé con los horóscopos, con la parrilla televisiva y a partir de ahí, fui avanzando hasta encontrar relatos interesantes en mi ciudad, en mi país y en este extraño mundo en el que vivimos.
Poco a poco descubrí una realidad desgarradora, relatada por supervivientes de estúpidas guerras sin sentido y hambrunas somalíes. Crecí con esos y otros sucesos que se repiten continuamente a lo largo de los años sin que haya modo de frenarlos.
La historia aunque la escribimos todos, no siempre acabamos aprendiendo de nuestros pasos dados en falso y nuestros errores.
Entre todos esos hechos se intercalan otros insólitos y curiosos que me inspiran a leer nuevamente el periódico hoy día, pretendiendo informarme de las noticias que suceden más allá de estas cuatro paredes en las que transcurre mi vida.
Es entonces cuando me corroe de nuevo la desazón, leyendo que la nueva Reforma Laboral fomentará el empleo. ¿Será posible? Cuando en la empresa, aun teniendo beneficios, disminuyan sus ganancias durante tres trimestres consecutivos, se puede despedir a parte de su plantilla. Y, lo que es mejor de todo, ahorrándose un dinerillo. Basándose en el abaratamiento del despido los legisladores creen fomentar el empleo. Lo siento, pero no lo entiendo.
Esta noticia no hace más que inquietar mi mente inquieta ante un futuro más que incierto, un agujero negro. La crisis financiera.
Así que sigo leyendo el periódico para encontrarme nuevamente con otra noticia nacional en la que se habla de la banda terrorista. Nuevos indicios y pruebas asocian una posible vinculación de parlamentarios vascos con los integrantes de esta detestable banda terrorista.
Es ampliamente conocido que la crisis afecta a todos los españoles por igual. Y, personalmente, creo que este repentino cambio se debe a la infructuosa forma de recaudar a través de la extorsión a los empresarios vascos. Sin los ingresos suficientes hay que recurrir a otros medios. Por lo que, francamente, no me extrañaría su presunta vinculación directa a través de los escaños. De esta forma pagamos todos los españoles.
Este tema es tan repetitivo y tan falto de sentido las reivindicaciones de la banda en nuestra sociedad actual, que decido pasar página para encontrarme con el «caso Nóos«, en el que se pretende implicar a la infanta Cristina.
¿No os parece deplorable que alguien se pueda aprovechar de su posición para conseguir contratos con las Administraciones Públicas? ¿Y que el Presidente de las Islas Baleares, Jaume Matas, tire balones fuera acusando a Urdangarín para justificar cómo endeudó a esta Comunidad Autónoma por encima de sus posibilidades? Todo esto me resulta inaudito.
La ambición no tiene límites. Por eso, la siguiente noticia tiene que ver con el otro partido dominante. Llegamos al escándalo que salpica a los altos cargos de la Junta de Andalucía y a dirigentes del PSOE en dicha Comunidad, una complicada trama que desvió 20 millones de euros destinados a fomentar el empleo. Pero, ¿dónde está el dinero? Como siempre, desaparecido. Aquí pagamos todos por los errores de unos pocos. Más de lo mismo.
Me gustan más las noticias internacionales parecen que llegan menos hondo, posiblemente, producto de la distancia.
Hoy me he encontrado una curiosa referencia a Brasil y la solicitud de documentación adicional a los turistas españoles que viajen al país sudamericano a partir del 2 de abril del presente año. Entre otros documentos, acreditar la situación bancaria y el pago del hotel, en caso de tener reserva en uno. En el supuesto de hospedarse en casa de un residente brasileño, se precisará una invitación formal compulsada por notario brasileño.
Ante esta noticia no puedo hacer más que un llamamiento a todo español que quiera viajar al país Carioca para que cambie de destino inmediatamente.
Viajemos a otro país. Pasemos página rápidamente. Como no quiero saber del fantasma de las bombas nucleares y el desafío iraní, paso con celeridad las páginas para leer el último artículo del día. Aquí la noticia curiosa: Se decreta la inocencia de Catalina Hennot, condenada hace cuatro siglos por brujería. Esta mujer de la alta sociedad cuyos intereses comerciales chocaban directamente con los del conde de Leonhard II de Taxis, y al que denunció ante la Cámara de Comercio. En aquella época era algo impensable. El resultado no se hizo esperar, la acusación a Catalina, por parte de una monja, de causar con sus hechizos una epidemia en el convento de Santa Clara.
Esta noticia me recuerda a un episodio de Un Mundo Sin Fin, la última novela que he leído. Sin embargo, no es ciencia ficción. Es real. La reapertura del proceso ha sido gracias a un pastor protestante, profesor de religión de secundaria, quien ha ofrecido un esclarecimiento del pasado con el fin de ofrecer una indemnización moral a las víctimas de la caza de brujas, devolviéndoles su historia real.
Y aquí finaliza mi lectura del periódico, que me deja rumiando una idea ante tanta injusticia… ¿cuánto tiempo ha de pasar? ¿400 años?.