Recién finalizada la lectura de La Cuarta Alianza, de Gonzalo Giner, me encuentro con sentimientos encontrados acerca de la obra.
Tras un prometedor entrante en el que se narra la traición de Pierre de Subignac a sus hermanos cátaros, a cambio de conservar un medallón familiar, el autor trata de adentrar al lector de manera lenta y en ocasiones, bastante densa, sobre Las Cuatro Alianzas a través de pinceladas de la símbología de la cábala, personajes bíblicos (Abraham, Moisés, Jeremías), y los manidos templarios.
Por otro lado, intercala la narración de un presente, año 2002, con la aparición de un paquete extraviado en el tiempo, y en la investigación de la misteriosa tardanza en el envío se encuentra un joyero, Fernando Luengo, su hermana, una gemóloga y dos historiadores.
En estos episodios se narra con mayor agilidad, plagados de coqueteos amorosos, situaciones de riesgo y el descubrimiento de una profecía de planes apocalípticos.
Entre este pequeño batiburrillo de ideas, esta semana me he decantado por unas frases llenas de romanticismo que se desvelan al final del libro:
«(…) aquellos brazos que la protegían eran su máxima aspiración en la vida. Aunque muriese entre ellos en ese mismo momento, se iría segura de que no había nada de este mundo que hubiese deseado más». (…)
Novela: La Cuarta Alianza
Autor: Gonzalo Giner
Categoría: Best-seller/Histórica
Recomendación: Lectura sin pretensiones.
Morgana Huxley 