Empuja la puerta de la calle con fuerza. Una pequeña ráfaga de viento fresco le llega desde el exterior provocándole un leve escalofrío en sus brazos desnudos. A su alrededor, aún brillan los últimos haces de luz del día entre los altos edificios de oficinas. Apenas se aleja de la puerta para deleitarse de esa escena mágica que anuncia una puesta de sol prematura por la pronta llegada del invierno. Pero también el ocaso de otro día.
Qué bonito.
Siempre le ha gustado ver el atardecer con sentimientos encontrados de melancolía por el día que se acaba y esperanza por lo que sucederá al día siguiente.
Pero la imagen sólo le desvía unos segundos su mente de su intención. Palpa los bolsillos de la chaqueta en busca del paquete de tabaco hasta dar con él. Saca con ansias un cigarrillo y lo aguanta entre las comisuras de los labios mientras revuelve nuevamente entre los bolsillos en busca del encendedor.
Qué pena que no pueda sacar la cerveza. Un cigarrillo no es lo mismo sin un trago.
Desiste de buscar entre los bolsillos y comienza a registrar el amplio bolso en busca del mechero.
Estos bolsos tan grandes son tan útiles y a la vez, tan… grandes!
Incapaz de encontrarlo y con más ansias que antes, comienza a mirar en derredor. Ni un alma fumando.
La Ley Antitabaco junto a la crisis ha hecho mella en la sociedad. Pocos fuman y los precios siguen incrementándose. Sin embargo, ella de momento, ni se ha planteado dejarlo.
Los transeúntes la comienzan a observar con mirada de desagrado. Todos parecen estar más concienciadas y enojados por algo que antes ni se les había ocurrido que les pudiera molestar.
Tiene aún el pitillo en la comisura de los labios, pero no es suficiente. Está ansiosa por aspirar esa mezcla de nicotina y alquitrán concentrado que le parece relajar todo el cuerpo.
Lo necesita, ¿o no?
Gira en redondo buscando entre la gente un aliado en el bando de los fumadores. Hace algún gesto para solicitar encender el pitillo pero todos le rechazan con un rápido ademán y desvían la mirada. Nota algún brillo de anhelo en los ojos, pero nada. Ni un cigarrillo.
Se niega a introducirse de nuevo en el local sin su codiciado cigarro, pero ¿qué otra cosa puede hacer?
En esta historia puedes ser el protagonista y ponerle un final a este inicio de relato. Hoy mejor que nunca para abordar este tema que causa innumerables muertes en todo el mundo. Hoy se celebra el Día Mundial sin Tabaco.